El orco pensativo

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viernes, 11 de noviembre de 2022

Personajes de la Novela: Andoni Maugir

Imatge

 

Andoni Maugir nació en la ciudad de Arcona, en la húmeda y montañosa región de Ambotia, perteneciente al reino de Kastey. Andoni nació y se crió dentro de los Larruberdeak, el principal clan orco de Ambotia, siendo un niño problemático e iracundo.

Arcona está situada en el valle del río Grifoibaia, donde las personas se dedican principalmente al ganado de grifos de pluma y carne, siendo su carne y leche de gran calidad. Los Larruberdeak tenían mucha fama por sus prendas hechas con plumas de grifo, especialmente capas.

A Andoni no le interesaba mucho eso, y entró como aprendiz del herrero del clan, un maestro del hierro y del bronce. Pero cuando tocó ingresar en el gremio, los maestros herreros de Arcona lo rechazaron, especialmente los que eran humanos. Furioso, se fue de Arcona.

Nadie sabe qué hizo esos años de autoexilio, pero en el clan corría el rumor de que estaba haciendo vida de soldado. Eran los tiempos de la guerra de Nazarias Mayil, así que no era descabellado. Cuando volvió, estaba lleno de cicatrices, y con la mirada de quien había visto cosas

Nada más instalarse donde la casa de su hermana Sara y su padre, dedicado a fabricar y reparar las herramientas del clan. Las cuales eran de gran calidad. Llamó la atención de los maestros herreros del gremio, especialmente de los tuergos, y quisieron proponerle entrar.

Andoni dijo que no estaba interesado en volver a ser aprendiz, que sólo ingresaría en el gremio como maestro herrero y orfebre y tendría su propio taller dentro del barrio orco de Arcona. Los maestros aceptaron, pero sólo si hacía una Opera Magna digna de un rey.

Andoni hizo un collar exquisito, un oro deliciosamente trabajado, y las esmeraldas más pulidas y refinadas que habían visto los maestros en mucho tiempo. El collar pasó a ser posesión de la reina Isadora como regalo de la ciudad de Arcona, y Andoni ya era maestro orfebre. Poco después se reencontraría con el amor de su infancia, Greta. Contrajeron matrimonio ante los dioses y la comunidad.

Pero pasó el tiempo, y Ambotia pasaba por tiempos duros. La gente pasaba hambre y miserias, aún sufrían las penurias de la guerra contra Nazarias. Los arconak miraban con envidia a los orcos, pues ellos prosperaban con sus capas de plumas de grifo y sus artesanías.

Una noche en la que Andoni no estaba debido a un viaje de negocios que estaba haciendo junto a su esposa Greta, los humanos de Arcona se reunieron para atacar el barrio orco de la ciudad, realizando un pogromo en el que desataron toda su crueldad sobre los orcos.

Esa noche hubo asesinatos, robos, torturas, violaciones, y no hubieran parado hasta haber acabado con todos los orcos de no haber sido por la intervención de la guardia y dos antorcheros anónimos. Se guarda en el archivo de la ciudad un informe detallado de lo ocurrido.

Cuando Andoni volvió, supo que en el pogromo su padre había sido asesinado, y su hermana violentada. El culpable de ambos crímenes, un oficial de zapatero, fue ahorcado junto a los principales cabezas del pogromo. Pero los Larruberdeak se fueron de Arcona. Incluido los Maugir.

Andoni, junto a Greta y su ahora hermana embarazada, siguieron a la mitad del clan hasta Pilkerk, ciudad de la academia de magia de Kastey y capital de Ambotia, instalándose en el antiguo barrio mudéjar. Andoni conseguiría ingresar en el gremio de orfebres y herreros de Pilkerk, el cual estaba hasta cierto punto subordinado al consejo de gremios tecnoturgos de Pilkerk.

Llegado el momento, Sara dio a luz a una niña, hija de ese día de violencia que fue el pogromo de Arcona. Cuando vio que pocos miembros del clan asistían a su día de presentación a la comunidad, Andoni los llamó a gritos en medio de la plaza del barrio, exigiendo a todos que miraran a la recién nacida. La alzó, y dijo que se llamaba Amelia, hija de Sara, nieta de Aritz Maugir. Y una Larruberdeak, como cualquier otra, y quien se atreviera a negarle su sitio en el clan sería 4 veces maldito por cada uno de los dioses del panteón. Nunca más volvieron a ningunearla dentro del clan.

Tiempo más tarde, Sara se iría, abandonando a su familia y dejando como tutores de Amelia a Greta y Andoni. Y desde entonces, Andoni y Greta han criado y educado a Amelia como si fuera su propia hija.

Andoni es un hombre robusto y de marcada obesidad, siendo de aspecto hosco y con un primer trato huraño y malhumorado con extraños. Pero conforme coge confianza, se revela amable, extravertido y diplomático, como si las horas en la fragua toda la ira que pudiera tener.

Cuando trabaja, es disciplinado y serio. Se ha pasado gran parte de su vida siendo menospreciado por el color de su piel, y nada le hace disfrutar más que hacer callar las palabras de los patricios y acomodados de Pilkerk con lo que hacen sus manos con el metal.

Todo lo que sabe Amelia de la forja de armas y herramientas, y la elaboración de joyas, lo ha aprendido de Andoni, el cual es uno de los artesanos más afamados de Ambotia, no teniendo nada que envidiar en calidad y excelencia a los mejores tecnoturgos de la academia.

A día de hoy, nadie sabe cómo es que tiene tantas cicatrices por el cuerpo, y existen todo tipo de rumores. Quizás fue una mantícora, quizás fue esclavo. Pero Andoni no ha contado a nadie lo que pasó, a excepción de su Greta, la cual no piensa decírselo a nadie.

Andoni considera que su mayor responsabilidad es Amelia, a la cual ayuda en todo lo que puede, le aconseja y le enseña, y la protegerá de todo mal. Ya puede estar cayéndose a pedazos el cielo, que Andoni pensará primero en poner a salvo a Amelia y a Greta, el resto es secundario.

Es un hombre duro y resistente, y muy cabezota. Busca que Amelia aprenda de él no que deba dar golpes, sino saber recibirlos y seguir adelante. Para él, nada es más importante que la perseverancia en un mundo donde la gente te considera escoria sólo por ser de piel verde.

Muchos creen que su actitud es demasiado complaciente, pero no entienden que Andoni está por encima de ciertas burlas y acusaciones. El suyo es oficio artesano, y su manera de defenderse es trabajar y crear. le pueden faltar al respeto si lo desean, menospreciarle, pero a la hora de la verdad siguen dependiendo de él. Y él aguanta todo lo que le echen encima, porque tarde o temprano se lo cobrará todo.  De hecho, alguno ya ha cobrado, y no ha vuelto a decirle nada más.

"Sé un yunque. Hoy, y hasta que todo mejore. Ya tendrás tiempo de ser martillo" 

"Ningún problema se ha podido resolver con el estómago vacío". 

"Cuatro cosas me salvaron la vida: la forja, la ofebrería, mi Greta, y mi Amelia"

 

lunes, 13 de junio de 2022

La Emboscada Perfecta

 

A la sombra de los árboles de la provincia de Itherion, Olvetia, un camino serpenteaba por el bosque.

Kendra había recorrido esta senda toda su vida, sabía de memoria cómo caminar por ella.
Había puesto a su presa recién cazada, un enorme gamo, a lomos de su caballo de carga.
El otoño estaba empezando, y podía verlo en las hojas caducas empezando a caer. Pronto toda Itherion tendría los broncíneos colores de la senectud, y tendría lugar la festividad de Somyain.
 
Kendra lo deseaba, estaba muy cansada del calor del verano.
 
De entre los arbustos más profundos, ojos humanos la espiaban. 
Bandidos. Todos ellos con extrañas marcas que los delataban como seguidores del Dios-Mantícora Maktor, señor de la destrucción. 
 Eran Hijos de Maktor, un grupo de forajidos unidos por el culto a su macabra deidad.
 
Pronto vieron a Kendra. De altura media, gigantesca cabellera rojiza, entre ondulada y rizada. Vestía encima de su gambesón el Feileadh Mor verdiblanco del clan Mablaidd, sujetado con un broche al hombro del símbolo del clan: el lobo blanco.
 En su espalda llevaba el arco cruzado junto al carcaj, y con la mano libre de las riendas llevaba un hacha de leñador. Al cinto, una falcata y varios cuchillos.
La vieron como una mujer robusta, con las orejas afiladas propias de un elfo, pero con una constitución y un rostro ovalado, pero bonito, propios de una persona de raza tuerga.
Medio elfa, medio enana. Una idirien. Las espaldas anchas y los brazos fuertes la delataban como consumada arquera.

Sin duda, debía de ser una persona fuerte y peligrosa. Pero a los hijos de Maktor les valía la pena.
Hacía mucho que habían perdido el miedo a enfrentarse a cualquiera. Llevaban meses viviendo del saqueo y el pillaje, y no les había ido nada mal.
La presa de caza que llevaba, en el caballo ya era de por sí un suculento botín, pero tanto el feileadh mor, con su broche como las armas y herramientas que portaba tendrían mucho valor. Y, quién sabe, quizás muy buenas monedas.
 
Pero no era lo único que anhelaban de Kendra. Todos sabían lo que querían hacerle cuando le rompieran las ropas. Y nadie de la banda iba a oponerse.
Kendra avanzaba, distraída, pensando en sus cosas, cuando vio que el camino había sido cortado por varios troncos caídos.
De entre los arbustos y demás escondites salieron muchos hombres armados, todos ellos con aspecto de haber estado durmiendo al raso durante semanas.
 
 -Es un camino muy peligroso, señorita -dijo uno de ellos-. Dicen que hay malhechores por los alrededores.
 
Todos le rieron la gracia, pero el que había hablado vio que la enanelfa se mantenía serena. Sus brillantes ojos verdes mostraban indiferencia, y su pecoso rostro parecía una indescifrable piedra.
 
 -Mi nombre es Antón -Volvió a hablar el bandido-, y en nombre de mis chicos te doy la bienvenida a mi peaje. 
 
Kendra sonrió, y habló con dulce voz.
 
-Un placer conocerte, Antón, señor del peaje. 
 
-Nos ha salido graciosita, la elfa -comentó uno de los subordinados de Antón.
 
-¿Con esa cara que me traes? -Dijo ella-. Lo raro es que alguien no se ría en tu cara.
 
-Calmémonos todos -Dijo Antón-. Aunque reconozco que cualquier persona que mande callar a Raúl me cae bien. Es un bocazas incorregible. 
>>Pero, explícame, ¿Qué hace una dama tan guapa como tú vagando sola por los bosques? Hay gente muy peligrosa al acecho. No sabes la suerte que tienes de habernos encontrado.
 
-¿Yo, Dama? -Dijo Kendra con sorna-. Torás me parta en dos antes que ser una dama. Soy una mujer de los bosques.
 
Kendra se fijó que muchos habían hecho gestos de incomodidad, incluso ademanes propios de alguien que quiere alejar la mala suerte. No fallaba: todos los seguidores de Maktor temían a Torás.
 
-Mujer de los bosques o no -Dijo Antón-, corres un grave peligro. Si no es por los bandidos, quizás sean las mantícoras las que te maten. Se han vuelto muy peligrosas. Nosotros podemos protegerte hasta llegar a tu destino. Sólo tienes que pagar tu peaje, con ese suculento ciervo. 
 
<<¿Acaba de llamar "ciervo" a un gamo?>>, pensó Kendra. 

-Y también -añadió Antón, con un tono de voz que era una clara invitación-. divertirte con nosotros, un poquito. Las noches del bosque suelen ser muy frías. Haznos entrar en calor, y mañana podrás pasar. Sólo ábrete de piernas y sonríe. 
 
Kendra rió.
 
-El sueño de mi vida. 15 hombres dispuestos a saciarme y calentarme la cama durante una sola noche. Qué afortunada soy -Dijo con sarcasmo. 

Reconocía que la idea no le desagradaba, le gustaba estar con varios hombres (y varias mujeres) a la vez.
Lo que le desagradaba era quién se lo estaba proponiendo.
 
Esos adoradores de dioses del caos llevaban demasiado tiempo saqueando y violentando las tierras de su alianza de clanes. Y las tropas del rey, el "bendito conquistador y traedor de la civilización"como lo llamaban los pregoneros propagandísticos, no habían hecho nada para evitar el bandidaje. 
 
-Es una lástima -continuó Kendra- que mi líbido no se vea estimulada por hombres cuyo aliento huele a mierda, y se creen que por comer casquería humana están cerca de un dios maníaco. Además, dudo que pudiérais aguantar el ritmo; mis caderas son fuertes, y he dejado paralíticos a más de uno que se creía más fuerte de lo que era.
 
Se hizo el silencio. Los gestos de los bandidos empezaron confusos, pero pronto se hizo evidente que estaban enfadados. Kendra lo notaba, y no podía dejar de sonreír, y seguía calmada.
 
Los tenía justo donde quería.
 
-¿Cómo sabes lo de nuestra fe? -Dijo Antón, finalmente.
 
-Mi buen Antón -Contestó ella divirtiéndose-, es bastante evidente. Sólo hay que ver vuestras pintas y vuestra cara de haber estado comiendo carne cruda durante meses. además, sois como las ratas: estáis por todas partes.Y vuestro olor a carne podrida mezclada con heces os delata a una milla de distancia.
 
Uno se le puso enfrente y la amenazó con un cuchillo.
 
-Cuida tu lengua, zorra. O te la cortaré para luego follarte la garganta.
 
Kendra arqueó una ceja.
 
-En tu cabeza suena más intimidante. A mí me parece el comentario de un niñato.
Kendra lo agarró de los testículos y se los retorció, provocando que éste soltara el cuchillo y soltara un mudo grito de dolor.
 
-Y dime, ¿Cómo vas a... "follarme" la garganta si te arranco los cacahuetes de cuajo?
 
 -¡SUFICIENTE! -Gritó Antón, dando la orden de que apuntaran con sus armas-. Suéltale o te destripamos. 
 
-Dejadme pasar y le soltaré los huevos a vuestro amigo.
 
-No sabes a quién estás desafiando, puta. Si sabes lo que te conviene vas a soltarlo y a hacer lo que te digamos. O atente a las consecuencias.
 
Kendra posó el filo de su hacha sobre el cuello del bandido al que tenía cogido por la bolsa escrotal.
 
-Oh, ¿así que ya has perdido los exquisitos modales de hace unos instantes? Que desfachatez, llamar puta a una mujer de bien como yo. No te conviene tratar así a una mujer si quieres seducirla.

-¿Has perdido la cabeza? Estás rodeada y no tienes adónde ir. Podrías haber pasado un rato agradable conmigo y mis hombres, y sólo tenías que sonreír y hacernos caso. Ahora vamos a hacer contigo lo que queramos, y una vez acabemos te sacrificaremos a La Gran Mantícora.
 
-Dudo mucho que eso llegue a pasar. TÚ -Dijo Kendra a quien le apuntaba con una ballesta-. Sigue apuntándome con eso y te lo meto por el culo.
 
El bandido con ballesta bajó su arma, desconcertado.
 
-¿Y qué te hace pensar que saldrás de ésta con vida? -Dijo Antón, curioso.
 
-Déjame pensar -Contestó Kendra, con gesto pensativo-. No sabes diferenciar entre un ciervo y un gamo, y hay un pequeñito detalle que debería de haberte llamado la atención.
 
-¿A qué te refieres?
 
Ella soltó al bandido de sus testículos, y éste se puso detrás de Antón. Éste hizo un gesto de que se quedaran quietos. Kendra cogió su hacha con las dos manos.
 
-¿Cómo es que sé que sois 15 si aquí mismo sólo hay 8 de los vuestros?
 
Antón torció el gesto, dándose cuenta de que era verdad: sólo eran ocho personas de la banda los que estaban ahí con él. El resto estaba oculto entre la maleza.
 
-Cualquier rastreador lo bastante capacitado podría haber detectado a mis hombres ocultos. Los cuales ahora mismo te están apuntando desde sus escondites...
 
Kendra sonrió y contuvo la risa.
 
-Más bien, "estaban".
 
De repente, se oyeron aullidos, que desconcertaron a los hijos de Maktor. Entonces Kendra respondió a esos aullidos con su propio aullido, dando la señal.
Y su Talpe, su manada de montaraces y almogávares, entró en acción. 
 
El aire se llenó de los gritos de los bandidos ocultos, siendo acuchillados por los montaraces de Kendra.

-JODIDA ZORRA TRAICIONERA - gritó uno de los bandidos antes de atacarla. 
 
Ella desplazó su pie hacia un lateral, golpeó sus piernas con la parte plana de la cabeza del hacha, y una vez cayó al suelo le abrió la cabeza de un hachazo.
Y mientras sacaba el hecha del cráneo, su Talpe caía sobre los hijos de Maktor. 
 
Errol cuajaba a navajazos a uno por detrás, mientras que Samrio lanzaba su jabalina, la cual impactó contra el pecho de un bandido.
Culcas y Aunia peleaban con sus falcatas, y daban muerte a cualquiera que estuviera cerca de ellos. 
 
 Nianna, la dendromante peliverde, lanzó con su cayado un rayo de luz solar abrasador, quemando el rostro de uno de los bandidos, al timepo que con un gesto de su mano hizo que plantas trepadoras atraparan a un hijo de Maktor que había estado a punto de cortarle la cabeza.
 
-Quédate ahí -dijo Aunia cuando pasó al lado del bandido atrapado-, luego te enseñaremos lo que es el dolor.
 
Por su parte, Kendra sacó la falcata, y mientras paraba con el hacha un golpe de martillo, le abría el estómago con la espada.
 
-OLVETIA GU BRÀTH -Gritó Kendra, antes de rajarle el cuello a otro.
 
Pronto casi todos los hijos de Maktor estaban muertos. Sólo quedaba Antón, armado con una espada de mano y media y siendo rodeado por los montaraces de Kendra. Todos ellos con sus armas manchadas en sangre, todos con el feileadh mor, algunos con el mismo patrón que Kendra;  otros, como Nianna, el azul y verde de los Makirin, o el rojiámbar del clan Arkaiarth, como Culcas. No eran extrañas estas compañías formadas por miembros de diferentes clanes.
 
-Buena caza, Compañeros -Dijo Kendra, mientras envainaba la falcata y volvía coger a dos manos el hacha-Pero éste es mío.
 
- Kendra -Dijo Nianna, su voz de la razón-. No lo prolongues demasiado. Haz lo que debas y vayámonos sin dejar rastro.
 
-No seas aguafiestas, Niann-Protestó Kendra-. Déjame jugar con mi nuevo amigo.
 
Antón no bajaba la espada. El miedo y la rabia hacían que sus manos temblaran.
Sin embargo, Kendra estaba relajada, expectante. Curiosa. No era una sádica que disdrutara torturando o matando, sólo era una persona que prefería estar relajada ante cualquier tipo de presión. Lo hacía todo mejor cuando no se dejaba llevar por el estrés. 
 
-¿¡Cómo es posible!? -Bramó Antón-¡Estábamos preparados para cualquier cosa!
 
-Pero no para mí -Dijo Kendra-. Ni para ninguno de mi Talpe. Teníais un buen escondite, un plan de acción perfecto.  Vuestro rastreador os daba la alarma desde la linde del bosque cuando veía a una posible "víctima", y casi a mitad del camino hacíais la emboscada.
 
-¿¿QUE HAS HECHO CON EDGAR??
 
-¿Así se llama el rastreador? Errol le cortó el cuello tras dar el aviso de que yo iba en vuestra dirección. No podíamos matarlo antes de que el señuelo, una servidora, hubiera sido por él y diera la alarma para que preparárais la trampa. El resto ya lo sabes: Me asaltas, me intentas dar por culo, y descubres que tú no eres quien ha tendido una trampa. Sino nosotros.
>> Ha sido demasiado fácil. Normalmente estas operaciones me suponen una semana de planificación. Pero sólo os hemos tenido que vigilar y observar durante dos días.
 
-¿Nos has estado espiando?
 
Kendra abrió los brazos para referirse a los árboles.
 
 -En todo momento. No puedes hacer una debida emboscada si no sabes por dónde va a ir tu presa. Huelga decir que no fuísteis capaces de detectarnos en ningún momento. Lo cual es una maravilla, hemos dado con los hijos de Maktor más tontos de toda Olvetia.
 
-Maldita zorra -masculló Antón-. La ira de Gran Mantícora te destripará y convertirá tu cadáver en...
 
-Ahórrate las maldiciones de pacotilla -le cortó Kendra-.
 
-NO SABES LO QUE SOMOS CAPACES DE HACER. SOMOS LOS ELEGIDOS DEL VERDADERO DIOS DE LA GUERRA Y LA MUERTE.
 
-Oh, ya veo. El mismo que fue derrotado por Aníbal, por Torás y por Auria, los tres adorados como dioses de la guerra. Creo que tu dios es bastante débil.
 
 -SOY ANTÓN TADEZ VELASCO VILAS, HIJO DE TADEO VELASCO, ELEGIDO POR MAKTOR PARA ERRADICAR TODA FORMA DE VIDA QUE LO CONTRARIE. SOY LA COLA DEL ESCORPIÓN, LAS FAUCES DE LA MANTÍCORA, LA IRA DESATADA DE MI PATRÓN.
 
 Kendra sólo apoyó su mano libre en su cadera, y arqueó una ceja. La indiferencia ante la amenaza desconcertó a Antón. 
 
-Yo me llamo Samrio -Dijo Samrio, y todos le rieron la gracia.
 
 -Ya que jugamos a las presentaciones -Dijo Kendra, tras recuperar la compostura-, haré la mía. Me llamo Kendra Roy Mablaidd; Mi padre es Zuron Stellion Ro-Arkaiyarzos, y mi madre es Iasdara Roy, jefa del clan de los Mablaidd de Itherion. Y tú, Antón Velasco, has tenido la mala idea de venir a mi hogar y saquearlo conforme te ha dado la gana.
>>Y por el poder que Ferox me ha otorgado, en nombre de mi madre, la jefa Iasdara Roy Ro-Mablaidd, te sentencio a muerte.
 
Preparó el hacha para soltar el golpe, y con una media sonrisa, dijo un último comentario:
 
-Sólo ábrete de piernas, y sonríe.
 
Antón soltó la espada y salió corriendo. Nadie le paró la huida. Sabían lo que Kendra quería hacer ahora. Y no iban a negarle la presa.
 
Kendra clavó el hacha en un tocón, y descolgó el arco. Puso una flecha, y apuntó, sin aún tensar demasiado. Quería ahorrar fuerzas.
Antón había empezado a moverse en zig zag entre los árboles, ladera abajo. El muy canalla no era tan tonto, y sabía que podían dispararle por detrás.

Kendra empezó a mover de un lado a otro el arco mientras hacía los debidos cálculos. Se conocía cada uno de esos árboles, y podía notar cómo un viento de levante soplaba suave. Éso podía desviar la flecha, y los pinos suponían obstáculos con los que el fugitivo podía protegerse del tiro.
La idirien podría perfectamente usar un aluvión de flechas, bajo posibilidad de que una acertara.
 
 Pero a Kendra no le gustaba desperdiciar flechas, y en esos microsegundos calculó a ojo la velocidad del zigzagueo de Antón, el viento, los huecos libres entre los árboles, e hizo casi de cabeza la correspondiente ecuación.
 
 Y dio con el sitio adecuado.
 
Tensó con todas sus fuerzas, hasta el punto de que los brazos y la espalda empezaban a dolerle, siguiendo con la punta de la flecha la figura de Antón, hasta que estaba a un segundo de llegar al hueco elegido.
 
Y soltó la cuerda. 
 
La flecha voló en menos de un segundo ladera abajo hasta impactar con fuerza sobre Antón como si hubiera sido una pedrada entre los homóplatos.  
 
El cuerpo del saqueador cayó al suelo por el impacto, y Kendra oyó a sus espaldas los vítores de sus compañeros. No necesitaban comprobar si la presa seguía con vida o no. Había sido un tiro limpio, preciso y directo.
 
Estaba muerto.
 
 El Talpe de Kendra celebró su victoria frente a los bandidos, e interrogaron al prisionero que había hecho Nianna antes de ejecutarlo, para que les contara sobre más grupos del culto a Maktor a los que cazar otro día.
 
 Después, saquearon los cadáveres, al tiempo que cortaban las cabezas de todos los bandidos, que fueron llevadas junto al botín a Koridis, donde residía Iasdara. Kendra mostró las cabezas, al tiempo que explicaba cómo lo había hecho. 
 
 Y ella y sus compañeres fueron vitoreados y reconocidos como héroes de la comunidad. Se habían ganado la gloria aquel día.
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 

lunes, 7 de junio de 2021

Váldor Forçarion

 Imatge

Váldor Forçarion. Caballero y Maestro de armas semielfo de Balansiya, capital de Darcotia, reino miembro de la Corona de Darcotia. Hijo de Fentar Forçarion, conde de Benissauri. Primo del rey Loukas I de Darcotia.

 

Físico

 De Metro Ochenta, complexión robusta y flexible. Ancho de hombros y pecho, musculoso, de pelo castaño crecido a media melena y barba negra. Ojos color ámbar. Rostro duro. Posee fuerza y resistencia sobrehumanas heredadas de sus antepasados, descendientes de multitud de héroes.

 Está tatuado con el alfabeto rúnico recorriendo sus dos clavículas, y en la espalda tiene una escena de un grifo y un león combatiendo bajo la mirada de un quebrantahuesos.

 El símbolo de la espada y la cimitarra cruzadas  custodiando una alabarda encerradas en un medallón circular (una de las insignias de Aníbal) lo lleva tatuado en la parte interior de su antebrazo izquierdo, mientras que en el antebrazo de derecho tiene la balanza por la lanza, símbolo de Torás. 

En el plexo tiene el Sol de Ocho Puntas, símbolo de Auria.

En su estómago tiene cuatro cicatrices provocadas por el ataque de una mantícora a la que tuvo que matar.

 

Historia

Váldor pertenece a la dinastía de los Forçarion del Casal de Balansiya i Orsa, soberanos de Darcotia desde Darkos I Fortia, héroe que fundó la nación y que creó el escudo de la casa, cuatro barras de gules verticales en campo de oro, con las cuatro lenguas de dragón que venció en una sola noche.

La casa de los Forçarion desciende del matrimonio entre Darkos Fortia y la Xana Isos, la ninfa guardiana del Guadamaliki, por tanto el valle de ese río les pertenece por derecho de nacimiento y más tarde de conquista frente a azharitas y dragones de la estirpe M'kara. 
 
En cierto modo, también se les podría considerar descendientes del dios Fonto, pero también del dios Aníbal, pues se cuenta que Darkos Fortia descendía a su vez de un hijo bastardo de Alceo el Grande, hijo de Aníbal. 
 
Los padres de Váldor se conocieron durante la guerra contra el nigromante Nazarias Mayil, quien se había proclamado Rey Eterno de todos los reinos de Leonia, y reclamó para sí todos estos dominios. Los diferentes reyes leonianos se opusieron a su dominio, y se aliaron.
El padre de Váldor es Fentar Forçarion, el Oso, hermano del rey Talassar I El Monstruo y principal comandante de las tropas darcotanas durante la guerra contra Nazarias. A Fentar se le conoce como el oso debido a su legendaria fuerza sobrehumana, con la que puede partir rocas con las manos. 
 
 La madre de Váldor es Irina, una montaraz elfa que perdió su apellido tras ser desterrada por haber intentado un asesinato contra el rey de Kastey, pocos años después de que éste hubiese conquistado su Olvetia natal. Después serviría como almogávar para Darcotia en la guerra.
 
Ambos se conocerían y contraerían matrimonio al sentirse unidos. Irina daría a luz a Váldor, y sería asesinada dos años después en misteriosas circunstancias. Fentar, nombrado Conde de Benissauri tras la guerra de Nazarias, tuvo que criar él sólo a Váldor.
 
 Desde bien pequeño, recibió acoso y burlas por parte de toda la corte, especialmente su primo el rey y los amigos más cercanos de éste, por el hecho de ser un hidelfa. un Semielfo. Pronto vio que los campesinos y soldados lo trataban mejor y no reparaban en su aspecto.
 
Empezaría a sentir mayor simpatía por campesinos, mercenarios y artesanos que por los nobles.
 
Tras una traumática noche en la que fue tirado al estiércol por orden de su primo el rey, Váldor lo golpeó con gran fuerza, casi matándolo, y se consideró apropiado que fuera a formarse a la Academia de nobles de Aurolis, lejos de la corte. Allí sería nombrado escudero de Néstor Aurolio.  
 
En su estancia allí se formó como hombre y noble. Habiendo desarrollado una actitud rebelde e impulsiva, ignoró a su padre cuando éste le dijo que debía hacer la carrera de derecho y optó por la educación militar, artística y en letras puras.
Su tutor no pensaba nombrarle caballero debido a su sangre mestiza, pero fue armado bajo la fe magnocrátida tras defender un pueblo pesquero de un saqueo llevado a cabo por corsarios kenarkios.
 
Es heredero del feudo de su padre, Benissauri, uno de los más importantes criaderos de grifos de Darcotia. También está dentro de la línea sucesoria de la corona, pues Loukas todavía no ha tenido hijos, por lo que Fentar es el heredero más directo en caso de fallecer.
 
Pero Váldor preferiría ganarse la vida con el filo de su espada. En especial para no seguir viviendo bajo la sombra de su primo el rey. 

 Habilidades

Es un maestro del Pankration y el Maethos, las dos principales artes marciales darcotanas, gracias a las que domina la espada de mano y media, espada y daga, la cimitarra, espadas a dos manos rectas y curvas, diferentes tipos de hachas (especialmente la alabarda corta), armas de asta y armas de fuego.
 
Ha heredado la fuerza sobrehumana de su linaje, y puede levantar grandes cantidades de peso sin ningún problema, incluso matar con sus puños desnudos. Pero, ha preferido desarrollar la técnica del combate. 
 
Y mientras su padre fue un forzudo guerrero, Váldor no sólo es forzudo sino también poderoso guerrero. Es capaz de desenvainar una cimitarra, realizar tres decapitaciones y volver a envainar la cimitarra antes de que las cabezas toquen el suelo. Muchas veces, todo lo que necesita, es un giro de muñeca.  

Posee muy buenos reflejos, velocidad y agilidad, y es casi imposible pillarlo por sorpresa. De hecho, él es siempre que acaba pillando al contrario por sorpresa.
 
Es muy buen jinete de caballo, grifo y león, pero prefiere el combate a pie. Es además un estudioso de la historia, la mitología, la filosofía, la flauta travesera y el arte de la guerra. 
 
Ha desarrollado un instinto innato para las tácticas ofensivas y las estrategias más audaces.  Su método siempre es rápido, brutal, preciso y agresivo, tanto a la hora de dirigir tropas como a la de combatir. 
 
Ni mucho menos quiere decir que sea estúpido. Es un formidable guerrero en cuerpo y mente, sólo que no se siente cómodo en situaciones estáticas.

Personalidad

Si hay algo que lo define, es que Váldor parece hecho de fuego puro. Es enérgico, combativo, y aunque no es un descerebrado, no mantiene el cerebro frío. Es emoción y vísceras, sangre y agallas. Muchos a primera vista lo verán un bravucón, pero nada más lejos de la realidad.
 
Ya ha probado el fragor de la batalla y sabe lo que hay. Y lo acepta en todas sus formas. Es más, lo prefiere a una vida criando grifos y soportando la vida en la corte. Por muy caballero que sea, sólo respetará la ley si le conviene, y en un conflicto siempre se pondrá del lado del débil.
 
No tanto por ceñirse al código de caballería, sino porque es consciente que los más marginados y menos favorecidos por la Fortuna le han sido más amables que los demás. 
 
Es además devoto, pero no fanático, de la fe magnocrátida, especialmente de los dioses de la guerra, Aníbal, Torás y Auria.
 
Fiero, implacable y apasionado, arrogante y desafiante, Váldor ansía la gloria y esgrimir su destino con la punta de su espada, y tiene claro que vivirá la vida de mercenario de ser necesario. Lo suyo no son las sutilezas de la corte o la pesadez de archivos. Lo suyo es la guerra
 
La relación con su padre es difícil debido a que éste no acepta las decisiones que Váldor toma para con su vida. Ni tampoco su estilo de vida combativo, hedonista y pendenciero. Ni mucho menos su tendencia a juntarse con súbditos, campesinos y mercenarios.
 
No es incapaz de mostrar aprecio y cariño, y eso se nota cuando está con Caléndula, su cría de grifa, a la cual está cuidando hasta que pueda cabalgar con ella. Muestra también una feroz devoción por las pocas amistades de verdad que ha podido cultivar.
 

En la Novela

Váldor ha vuelto a Balansiya para asistir a la boda de su primo con la hermana del noble Nerón Fénix. Va obligado por su padre, pero al menos podrá participar en los torneos en honor a la celebración.
 
Tras una reyerta de taberna, será destinado para enmendar su falta a combatir contra bandidos de los Hijos de Maktor. En este enfrentamiento descubrirá una espada mágica que adquirirá como botín de guerra, y un alijo de armas ilegales cuyo destino deberá averiguar.     
 
Al mismo tiempo deberá lidiar con los planes que su padre tiene para con él en lo referente a su soltería y posible matrimonio, algo que a Váldor no le hace ni pizca de gracia. En este contexto, los 4 principales monarcas de la península leoniana van a aprovechar la boda del rey Loukas para crear una defensa en común frente a la creciente amenaza del imperio camuo. 
 
El sultanato de Camua le ha declarado la guerra a gríkia, y es cuestión de tiempo que gane el conflicto y se lance a la conquista de Berminia y las Leonias.  Nadie confía que el antaño poderoso imperio gríkio pueda resistir el embate del sultán Erdogan III.
 
Váldor, invitado a la boda y posterior banquete como guardia, hará de hacer frente a todo lo que está ocurriendo alrededor de esta reunión y a todo aquello que está a punto de suceder, acontecimientos que pueden cambiar por completo el equilibrio de poderes del continente.
 

Citas

"¡Golpéame!¡Más fuerte! ¡Demuéstrame que estás vivo!" 
 
"El zirielismo eleva la hipocresía a virtud. La vida así se vuelve mucho más cómoda". 
 
"El orden natural de las cosas es el conflicto. Yo sólo he aceptado como propias las leyes naturales".  
 
 

BSO de Váldor