El orco pensativo

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martes, 25 de agosto de 2015

La opinión del orco IV: los toros y la violencia



Últimamente el tema de los toros causa mucha polémica. Que si un torero acaba de fallecer en una de estas fiestas, que si obligan a un artista a anular su espectáculo porque a los antitaurinos no les hace ninguna gracia, que si Sabina exige (a su particular manera) a los antitaurinos que dejen de tocar lo que vienen siendo las partes nobles, y un larguísimo etcétera. Unos dicen que es un arte. Otros que es una salvajada. Unos dicen que es tradición. Otros dicen que es humillación del animal. Personalmente yo me considero antitaurino, y estoy de acuerdo con los argumentos de la gente que defiende el derecho de estos animales a tener dignidad y respeto, pues me parece que el toro sufre una tortura y una muerte humillantes delante de cientos de personas, alabando al asesino. El toro no está ahí porque quiere, está siendo humillado.
Es verdad, nadie le está insultando ni le está violando (qué estúpido ha quedado), pero todo el mundo alaba al torero cuando hace que el toro pase por la capa esa (ni me molesto en aprenderme el nombre) o cada vez que unos jinetes le clavan una pica, o el torero le clava el estoque. Es verdad, nunca he visto una tauromaquia completa, todo sea dicho, y de esto no domino un pelo. Pero que nadie me niegue que el torero le arranca a toro muerto una oreja o algo así y la usa para saludar al público. ¿Es verdad o mentira?
Sin embargo hay un argumento que no me gusta de los antitaurinos, y es que dicen cosas como que ya no estamos en las cavernas o en el medievo, que estamos en el siglo XXI y que esas prácticas ya no se debería hacer porque hemos evolucionado. No me molesta que digan que estas cosas se crearon hace siglos, eso me da igual, lo que me molesta es cuando se hace un paralelismo entre lo malo, lo peor y lo de antes. ¿Nunca os ha pasado que estáis en una conversación y que después de cualquier información alguien acaba diciendo una opinión en plan “menos mal que ahora vivimos en tiempos más civilizados”? Como si lo que hubiera antes fuera una mierda en comparación con lo que tenemos, como si todo tiempo pasado fue peor, como si antes no existiera cultura o civilización alguna.
Obviamente, en España estamos mejor que en la dictadura, eso no lo discuto, pero me molesta cuando se hace esta comparación a otros tiempos, sobre todo cuando aún tenemos muchas cosas que aprender de los antiguos. A día de hoy seguimos sin saber cómo se construyeron las pirámides, y esos edificios, esas tumbas van a estar aquí durante mucho tiempo.
 Los egipcios tenían conocimientos de arquitectura y astronómicos (Sí, usaban la astronomía para construir las pirámides. Y no, no son balizas para naves espaciales. Odio a los que dicen que todo fue culpa de los aliens) muy avanzados que les permitieron crear edificios eternos con los medios que poseían y comerciaban, y a día de hoy seguimos sin saber cómo lo hicieron, nunca les podremos emular. Y en la Atenas Clásica había una democracia. Sí, señores, una auténtica democracia, en la que todos los ciudadanos eran escuchados y daban su voto a mano alzada, una democracia directa muy bien organizada, mientras que nosotros nos hemos estancado en un bipartidismo de políticos corruptos que nos chupan la sangre. ¿Crees que la fiesta de la democracia consiste en ir a las urnas una vez cada cuatro años y que los políticos lo decidan todo por tí? En Atenas todo lo decidían los ciudadanos directamente. Y de Roma heredamos el derecho romano, del cual proviene todo lo que viene siendo el derecho privado actual, y hay quien afirma que en la Antigua Roma el ciudadano tenía más derechos de los que tenemos actualmente.
No estoy diciendo que no se hayan hecho avances de ningún tipo, pero aún nos queda mucho que aprender del pasado, y no me parece una actitud muy inteligente en infravalorar otras épocas, culturas y civilizaciones anteriores a la nuestra, ni menos aún culparlas con lo malo que hay aquí hoy.
Pero el tema de hoy no es éste. Todo el mundo se ha estado preguntando por qué existe la tauromaquia o por qué aún existe la tauromaquia. Pero yo me pregunto, ¿qué hace posible que exista la tauromaquia?
Si uno se fija, si se molesta en echarle un ojo a los libros de historia, las diferentes civilizaciones de antes han tenido grandes espectáculos de ocio, en mayor o en  menor medida relacionados con una sustancia: la sangre.
La violencia es uno de los mayores espectáculos del mundo, dice el personaje de Paul Giamatti en la película Shoot’em Up. Y tiene razón: la violencia es un entretenimiento como cualquier otro. A todo el mundo le gusta ver una comedia, escuchar música, pero también nos gusta ver cómo dos tíos se pegan de ostias. Ya sea un combate de Van Damme o en plan comediaes entretenido. Cine, películas, videojuegos, cómics, literatura, música, todo tiene alguna referencia a la violencia. Incluso el deporte. Y esta violencia tiene muchos niveles, todos ellos interesantes para nosotros, desde el tortazo más inocente hasta la explosión de una bomba en una película de Michael Bay o una limpia decapitación con una Katana fabricada por el mejor armero de Japón. Todo encuentra su sitio en el espectáculo y el ocio, ya sea solo o acompañado, e incluso hay ocio y deporte relacionado con las artes marciales, véanse la MMA o artes marciales como el karate, el boxeo o la esgrima que ahora son deportes olímpicos (en defensa de estas nobles actividades diré que no tienen por qué ser violentas. Es más, está más que demostrado que la práctica de artes marciales pueden ayudar a las personas a encontrar estabilidad emocional y psicológica, y desarrollar espíritu de autosuperación. Muchos te dirán que son mejores personas desde que practican judo, aikido o lo que sea).
Esto no era nada ajeno a las civilizaciones anteriores. El gran ejemplo paradigmático lo tenemos en nuestros antepasados romanos, con sus juegos de gladiadores o las carreras de carros. Los gladiadores y aurigas eran un tipo de esclavo, ya sea obligado o por decisión propia (por deudas de juego o una futura vida mejor), que tenían cierto prestigio y fama. Eran las estrellas del rock de aquél entonces, y poseían un reconocimiento superior al de actor de teatro (estos eran considerados peores que las prostitutas). Corrían y luchaban, y no siempre acababa en muerte. Fama, dinero o simplemente un medio por el que salir de la esclavitud (ganar cierto número de combates te podía dar la libertad y dejar de ser esclavo) era lo que les motivaban, y cuando vencían el público se volvía loco, rugiendo como si no hubiera mañana, de la misma manera que lo hacen los hinchas cuando marca su equipo de fútbol.  Seguramente la tauromaquia, o su antecedente, nacería por esta época, y le hubiera ocurrido lo mismo que a los juegos de gladiadores o a las carreras de carros. Empezaría como un ritual religioso ( las peleas de gladiadores empezaron siendo una actividad para honrar a un recién fallecido, mientras que un carro corriendo podría haber empezado como un ritual en Grecia para honrar a Poseidón, ya que el caballo era su animal consagrado), entonces vendría alguien pensando que podría sacar pasta de esto, y así se originaría la primera tauromaquia.
Actividades con los toros siempre ha habido a lo largo de la historia, en especial en el mediterráneo. Ya fueran juegos como el salto del toro en la creta minoica o sacrificios a los dioses, el toro siempre ha estado relacionado con actividades religiosas, adornado con flores y mimado y elogiado, escoltado hasta el lugar del sacrificio, donde el encargado de hacerlo lo mataba rápidamente, para así honrar ya alimentar a los dioses. Esta práctica religiosa es normal que sea cuestionada actualmente, al igual que los juegos de gladiadores, pero eran otros tiempos y otra manera de pensar. Juzgar una cultura anterior con nuestros valores es siempre injusto, y hay siempre que intentar hacer un intento de comprensión de estas tradiciones que tenían. No por ello se está justificando ni mucho menos que haya tauromaquia actualmente, pero no vale la pena buscar los culpables antaño. En la Grecia Antigua que sacrifica toros lo vería como una falta de respeto al animal y a los dioses. Pueden que mataran al animal, pero nunca abusarían de él, no lo torturarían ni lo humillarían de la manera con que se hace actualmente, algo completamente innecesario para ellos. Quizá en Roma aún lo verían bien, pero sólo aceptarían un uno contra uno, es decir, un único hombre contra un único toro, un combate de verdad, en el que ambos estén en igualdad de condiciones. Ahora, actualmente, la solución ante el dilema es más sencilla: prohibir la tauromaquia, que sería lo más acorde con nuestros valores morales actuales.
¿Pero por qué hay violencia?¿Por qué nos gusta? ¿Por qué somos el único animal con necesidad de ver violencia, de sangre, de muerte?
Ni idea. Simplemente, hay violencia, que mueve millones y millones. George RR Martin llegó a expresar en una célebre frase que la gente antes tolera la muerte violenta que el sexo explícito, lo cual es triste pero cierto.

Pero esto no es ni bueno ni malo. Simplemente, es así. La violencia existe, forma parte del alma humana, al igual que el amor, la creatividad o la necesidad de comer. Y eso no se puede cambiar. Ahora bien, nosotros decidimos cómo canalizar esa agresividad y violencia. Jugar a videojuegos, ver cine, leer, hacer deporte, pueden ser cosas que nos ayuden a canalizar la violencia. También ver programas de lucha, ir a un concierto, cualquier cosa puede servir para liberar la adrenalina y energía mental de una manera, llamémosla, más “sana”.
Pero recordemos, somos el único animal que ha desarrollado instinto y necesidad de violencia, el resto sólo muestra agresividad para sobrevivir, defenderse o alimentarse. ¿Es justo que metamos animales en espectáculos relacionados en mayor o en menor medida, cuando ellos no son violentos? El entretenimiento basado en mayor o en menor medida no creo que deba de salir del ambiente humano, que supere el hombre contra el hombre, más que nada porque los animales, en ese aspecto, son mejores que nosotros.
Según el humorista George Carlin:

Here's another question I have. How come when it's us, it's an abortion, and when it's a chicken, it's an omelet? Are we so much better than chickens all of a sudden? When did this happen; that we passed chickens in goodness? Name six ways we're better than chickens... See, nobody can do it! You know why? 'Cause chickens are decent people. You don't see chickens hanging around in drug gangs, do you? No. You don't see a chicken strapping some guy to a chair and hooking up his nuts to a car battery, do you? When's the last chicken you heard about came home from work and beat the shit out of his hen, huh? Doesn't happen... 'cause chickens are decent people.

Traducido al castellano:

Aquí me hago otra pregunta. ¿Por qué cuando somos nosotros, es un aborto, y cuando es un pollo, es una tortilla? ¿Somos de repente mejores que los pollos? ¿Cuándo pasó esto, cuándo superamos a los pollos en bondad? Decidme seis cosas en las que somos mejores los pollos… ¿lo veis? ¡Nadie puede! ¿Y sabéis por qué? Porque los pollos son gente decente. Tú no ves pollos en bandas de drogadictos, ¿verdad? No. No ves a un pollo sentando a un tío para conectar sus pelotas a la batería del coche, ¿verdad? ¿Cuándo fue la última vez que escuchaste que un pollo al volver a casa del trabajo pegó a su gallina, eh? Eso no pasa… porque los pollos son gente decente

                                                     -George Carlin, Abortion, back in town, 1996.

Pues eso, ya lo sabéis: Chickens are decent People. Lejos de empezar aquí una disertación de que la humanidad es un asco y demás chorradas con las que nunca me he identificado, quiero finalizar diciendo que la tauromaquia existe, y da igual quien la inventara, lo importante es que actualmente se practica, y que es una situación injusta para el pollo, digo el toro, pues es una criatura que no comparte la necesidad de ver o realizar violencia, y sólo quiere tener una vida tranquila. Que los humanos se ahostien todo lo que les de la gana, pero que no metan a los animales en el fregao. Y no taurinos, no es arte, es una actividad que de hacérsela a un perro estaríais en la cárcel durante un larga temporada. No me gusta, al igual que mucha gente que conozco, que se haga entretenimiento de la tortura, la humillación y la muerte de un animal, y creo que deberíamos, de manera civilizada, decir no a la violencia de este tipo contra los animales, y empezar a tratar al toro con dignidad y respeto. Es verdad, igual no somos tan decentes como los pollos, pero también podemos hacer las cosas bien.

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