Un comerciante quería mejorar su número de ventas, así que hizo estudio de mercado.
Descubrió que lo que más ventas estaba teniendo era la tarta de fresa.
Y se le ocurrió una idea: puso fresas a su producto, las mejores fresas que la huerta mediterránea podía ofrecer.
Pero
los días pasaban, y no es que no subieran las ventas, es que ahora
vendía mucho menos. Hasta fieles clientes de toda la vida escupían la
comida, y juraban no volver a comprar.
"no lo entiendo", decía. "¡Le he puesto fresas! ¡Debería ser delicioso!"
A
lo que un sabio anciano, de barba hasta el ombligo, lo que se conoce como un Gandalf de la
vida, se le acercó. Despacito. Puso suavemente su mano en el hombro, Se le acercó al oído, suavemente, como quien va a a contar una gran verdad universal de esas que te hacen alcanzar el Nirvana la Apoteosis la Catarsis el conocimiento universal y hasta la receta del gazpacho todo eso al mismo tiempo, y con un susurro le dijo:
"sí,
le has puesto las mejores fresas a tu plato. Pero las fresas se las has
puesto a una jodida rosca de jamón y queso, ratamplán. Sólo así se te
ocurre ponerle fresas al pan con jamón sin pensar si será
buena idea copiar tal cual, burro. Que eres un pedo embotellado, que un
día te vas a perder en tu propia casa, desgraciao ".
Moraleja: Antes de copiar, al menos estudia y entiende lo que coges, porque copia por copiar, y verás la leche que te vas a pegar.
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El orco pensativo
jueves, 2 de febrero de 2023
Fábula de la tarta de fresa.
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