Andoni
Maugir nació en la ciudad de Arcona, en la húmeda y montañosa región de
Ambotia, perteneciente al reino de Kastey. Andoni nació y se crió dentro de los
Larruberdeak, el principal clan orco de Ambotia, siendo un niño problemático e
iracundo.
Arcona está situada en el valle del río Grifoibaia, donde las personas se dedican principalmente al ganado de grifos de pluma y carne, siendo su carne y leche de gran calidad.
Los Larruberdeak tenían mucha fama por sus prendas hechas con plumas de grifo, especialmente capas.
A
Andoni no le interesaba mucho eso, y entró como aprendiz del herrero del clan,
un maestro del hierro y del bronce. Pero cuando tocó ingresar en el gremio, los
maestros herreros de Arcona lo rechazaron, especialmente los que eran humanos.
Furioso, se fue de Arcona.
Nadie
sabe qué hizo esos años de autoexilio, pero en el clan corría el rumor de que
estaba haciendo vida de soldado. Eran los tiempos de la guerra de Nazarias
Mayil, así que no era descabellado. Cuando volvió, estaba lleno de cicatrices,
y con la mirada de quien había visto cosas
Nada
más instalarse donde la casa de su hermana Sara y su padre, dedicado a fabricar
y reparar las herramientas del clan. Las cuales eran de gran calidad. Llamó la
atención de los maestros herreros del gremio, especialmente de los tuergos, y
quisieron proponerle entrar.
Andoni
dijo que no estaba interesado en volver a ser aprendiz, que sólo ingresaría en
el gremio como maestro herrero y orfebre y tendría su propio taller dentro del
barrio orco de Arcona. Los maestros aceptaron, pero sólo si hacía una Opera
Magna digna de un rey.
Andoni
hizo un collar exquisito, un oro deliciosamente trabajado, y las esmeraldas más
pulidas y refinadas que habían visto los maestros en mucho tiempo. El collar
pasó a ser posesión de la reina Isadora como regalo de la ciudad de Arcona, y
Andoni ya era maestro orfebre. Poco después se reencontraría con el amor de su
infancia, Greta. Contrajeron matrimonio ante los dioses y la comunidad.
Pero
pasó el tiempo, y Ambotia pasaba por tiempos duros. La gente pasaba hambre y miserias,
aún sufrían las penurias de la guerra contra Nazarias. Los arconak miraban con
envidia a los orcos, pues ellos prosperaban con sus capas de plumas de grifo y
sus artesanías.
Una
noche en la que Andoni no estaba debido a un viaje de negocios que estaba
haciendo junto a su esposa Greta, los humanos de Arcona se reunieron para
atacar el barrio orco de la ciudad, realizando un pogromo en el que desataron
toda su crueldad sobre los orcos.
Esa
noche hubo asesinatos, robos, torturas, violaciones, y no hubieran parado hasta
haber acabado con todos los orcos de no haber sido por la intervención de la
guardia y dos antorcheros anónimos. Se guarda en el archivo de la ciudad un
informe detallado de lo ocurrido.
Cuando
Andoni volvió, supo que en el pogromo su padre había sido asesinado, y su
hermana violentada. El culpable de ambos crímenes, un oficial de zapatero, fue
ahorcado junto a los principales cabezas del pogromo. Pero los Larruberdeak se
fueron de Arcona. Incluido los Maugir.
Andoni,
junto a Greta y su ahora hermana embarazada, siguieron a la mitad del clan
hasta Pilkerk, ciudad de la academia de magia de Kastey y capital de Ambotia,
instalándose en el antiguo barrio mudéjar. Andoni conseguiría ingresar en el
gremio de orfebres y herreros de Pilkerk, el cual estaba hasta cierto punto
subordinado al consejo de gremios tecnoturgos de Pilkerk.
Llegado
el momento, Sara dio a luz a una niña, hija de ese día de violencia que fue el
pogromo de Arcona. Cuando vio que pocos miembros del clan asistían a su día de
presentación a la comunidad, Andoni los llamó a gritos en medio de la plaza del
barrio, exigiendo a todos que miraran a la recién nacida. La alzó, y dijo que
se llamaba Amelia, hija de Sara, nieta de Aritz Maugir. Y una Larruberdeak,
como cualquier otra, y quien se atreviera a negarle su sitio en el clan sería 4
veces maldito por cada uno de los dioses del panteón. Nunca más volvieron a ningunearla
dentro del clan.
Tiempo
más tarde, Sara se iría, abandonando a su familia y dejando como tutores de
Amelia a Greta y Andoni. Y desde entonces, Andoni y Greta han criado y educado
a Amelia como si fuera su propia hija.
Andoni
es un hombre robusto y de marcada obesidad, siendo de aspecto hosco y con un
primer trato huraño y malhumorado con extraños. Pero conforme coge confianza,
se revela amable, extravertido y diplomático, como si las horas en la fragua
toda la ira que pudiera tener.
Cuando
trabaja, es disciplinado y serio. Se ha pasado gran parte de su vida siendo
menospreciado por el color de su piel, y nada le hace disfrutar más que hacer
callar las palabras de los patricios y acomodados de Pilkerk con lo que hacen
sus manos con el metal.
Todo
lo que sabe Amelia de la forja de armas y herramientas, y la elaboración de
joyas, lo ha aprendido de Andoni, el cual es uno de los artesanos más afamados
de Ambotia, no teniendo nada que envidiar en calidad y excelencia a los mejores
tecnoturgos de la academia.
A
día de hoy, nadie sabe cómo es que tiene tantas cicatrices por el cuerpo, y
existen todo tipo de rumores. Quizás fue una mantícora, quizás fue esclavo.
Pero Andoni no ha contado a nadie lo que pasó, a excepción de su Greta, la cual
no piensa decírselo a nadie.
Andoni
considera que su mayor responsabilidad es Amelia, a la cual ayuda en todo lo
que puede, le aconseja y le enseña, y la protegerá de todo mal. Ya puede estar
cayéndose a pedazos el cielo, que Andoni pensará primero en poner a salvo a
Amelia y a Greta, el resto es secundario.
Es
un hombre duro y resistente, y muy cabezota. Busca que Amelia aprenda de él no
que deba dar golpes, sino saber recibirlos y seguir adelante. Para él, nada es
más importante que la perseverancia en un mundo donde la gente te considera
escoria sólo por ser de piel verde.
Muchos
creen que su actitud es demasiado complaciente, pero no entienden que Andoni
está por encima de ciertas burlas y acusaciones. El suyo es oficio artesano, y
su manera de defenderse es trabajar y crear. le pueden faltar al respeto si lo
desean, menospreciarle, pero a la hora de la verdad siguen dependiendo de él. Y
él aguanta todo lo que le echen encima, porque tarde o temprano se lo cobrará
todo. De hecho, alguno ya ha cobrado, y
no ha vuelto a decirle nada más.
"Sé
un yunque. Hoy, y hasta que todo mejore. Ya tendrás tiempo de ser
martillo"
"Ningún problema se ha podido resolver con el estómago vacío".
"Cuatro
cosas me salvaron la vida: la forja, la ofebrería, mi Greta, y mi Amelia"